Wicked

Wicked: Parte Uno – Una adaptación que pierde la magia en su transición al cine

«Wicked: Parte Uno», dirigida por Jon M. Chu, es la esperada adaptación cinematográfica del aclamado musical de Broadway que reimagina la historia de la Tierra de Oz desde la perspectiva de las brujas Elphaba y Glinda. A pesar de la anticipación y el talento involucrado, la película se enfrenta a desafíos significativos en su intento de capturar la esencia del material original.

Una narrativa fragmentada y alargada

La decisión de dividir la adaptación en dos partes resulta en una primera entrega que se siente innecesariamente prolongada. Con una duración aproximada de dos horas y media, similar a la del musical completo, esta primera parte abarca solo una fracción de la historia, lo que conduce a un ritmo lento y a una sensación de estancamiento narrativo. La película se centra en los años formativos de Elphaba y Glinda en la Universidad de Shiz, explorando su amistad y los eventos que las llevan a convertirse en las figuras emblemáticas que conocemos. Sin embargo, la falta de avance significativo en la trama principal deja al espectador con una sensación de insatisfacción.

Interpretaciones que luchan por destacar

Cynthia Erivo como Elphaba

Cynthia Erivo aporta una presencia vocal poderosa al papel de Elphaba, la futura Bruja Malvada del Oeste. Su interpretación vocal es impresionante, capturando la intensidad y la pasión del personaje. Sin embargo, la dirección y el guion no le permiten explorar plenamente las complejidades emocionales de Elphaba, resultando en una representación que, aunque competente, carece de la profundidad necesaria para conectar verdaderamente con la audiencia.

Ariana Grande como Glinda

Ariana Grande encarna a Glinda, la Bruja Buena del Norte, aportando su reconocida habilidad vocal al personaje. Aunque su actuación vocal es sólida, su interpretación actoral se percibe superficial, sin lograr transmitir la evolución de Glinda de una joven superficial a una figura más matizada. La química entre Grande y Erivo es limitada, lo que afecta la credibilidad de la relación central de la historia.

Un despliegue visual que no convence

La producción se caracteriza por un diseño de producción ostentoso que, en lugar de sumergir al espectador en el mundo mágico de Oz, lo distrae con su artificialidad. Los escenarios y vestuarios lucen excesivamente pulidos, careciendo de la autenticidad y el encanto que hicieron del musical una experiencia tan envolvente. La cinematografía, aunque técnicamente competente, no logra capturar la magia y la fantasía que la historia requiere, resultando en una estética que se siente más como un parque temático que como un mundo vivo y respirante.

Dirección y adaptación que no alcanzan la altura del material original

Jon M. Chu, conocido por su trabajo en adaptaciones musicales, enfrenta dificultades para traducir la energía y la emoción del escenario a la pantalla grande. La dirección carece de la innovación y la visión necesarias para revitalizar la historia para una nueva audiencia. Las secuencias musicales, aunque bien coreografiadas, carecen de la chispa que hizo del musical un fenómeno cultural. Además, la adaptación del guion no profundiza en los temas más oscuros y complejos de la historia, optando por una narrativa más superficial que no hace justicia a la riqueza del material original.

Conclusión

«Wicked: Parte Uno» es una adaptación que, a pesar de su potencial y del talento involucrado, no logra capturar la magia y la profundidad del musical original. Con una narrativa fragmentada, interpretaciones que no alcanzan su máximo potencial y una estética visual que distrae más de lo que atrae, la película se queda corta en ofrecer una experiencia cinematográfica satisfactoria. Los fanáticos del musical pueden encontrar momentos de disfrute en las interpretaciones musicales, pero en general, esta adaptación no logra estar a la altura de las expectativas generadas.

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